Mi padecimiento era un trastorno de ansiedad antiguo, lo que en la infancia fueron miedos reales a situaciones demasiado estresantes para un niño, con el devenir de los años se convirtió en un sentimiento de angustia y desazón, pesado e insidioso, que me ha quitado calidad de vida, que pocas veces desaparecía y que se agudizaba en épocas de mayor estrés.
Este malestar prolongado me ha llevado a varios episodios de depresión (la vida duele y hay momentos en que ya no quieres seguir sufriendo); creo que perder las ganas de vivir es de lo peor que le puede pasar a una persona y más aún cuando no hay motivos que lo justifiquen; entonces, busqué ayuda profesional entre los psicólogos de ciudad real cuyos tratamientos se centraban en el momento presente, en interpretar de manera más adaptativa las situaciones estresantes que me pasaban, pero yo no tenía pensamientos irracionales ni distorsiones cognitivas (como ellos, los psicólogos, los denominan), sentía que lo que me sucedía era algo más automático e inconsciente y este tipo de terapias no me ayudaban demasiado.
Yo ya sabía que nuestro cerebro se va conformando en la infancia y que nuestras respuestas adultas están íntimamente relacionadas con las vivencias de aquellos primeros años, de lo que no tenía idea era de la existencia de técnicas que ayudaban en muy poco tiempo a reprocesar nuestro cerebro, quitarle la carga emocional a las vivencias negativas que tuvimos de niños, y por tanto el sufrimiento, que ya de adultos, nos sigue produciendo aún sin necesidad de revivirlos de manera consciente.
En la terapia realizada con Luís Fernando, las técnicas que ha utilizado iban dirigidas a reparar aquel daño antiguo, procesando aquellas vivencias desagradables que estaban aisladas y mi cerebro no podía digerir y que me volvían en forma de ansiedad ante cualquier dificultad.
El tratamiento ha sido diferente, no tenía conocimiento de las técnicas EMDR, en pocas sesiones me quitó la ansiedad, recuperé las ganas de vivir y todo ello en un tiempo mucho menor que con otras terapias que, por otra parte, a mí no me funcionaron.
Espero que mi experiencia pueda servir de ayuda a aquellos que lo estén pasando mal y quizás ya hayan sido tratados con otras terapias sin demasiado éxito.
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