Ya no controlo a mi pareja

Problemas de pareja

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Ahora puedo dejar de controlar a mi pareja
25 jul 2016
Relatos Autobiográficos
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Quiero expresar que el relato que a continuación van a leer es fruto de meses de trabajo intenso y que los beneficios que la persona obtiene a día de hoy son consecuencia de un conocimiento pleno de su propia biografía, y gracias a ello ha podido comprender cada uno de sus comportamientos, pensamientos y emociones, los cuales están conectados y encuentran su origen en diferentes vivencias de su experiencia vital.

El mayor logro de esta persona está siendo poder regular y digerir a día de hoy, lo que un día fue vivido de manera absolutamente abrumadora, es decir la sensación de abandono y la sensación de poca valía, consiguiendo así un cerebro mucho más integrado. Su gran logro está siendo modificar su sistema interno para así eliminar toda su sintomatología caracterizada por el control, la agresividad, la ansiedad y el miedo. Está pasando de un sistema interno aprendido en edades tempranas basado en: “para evitar el abandono es mejor que me teman, ya que sé que no me van a querer porque no soy digno” a un sistema interno actualizado, basado en: “Soy digno de ser querido y me siento valioso, y además ahora puede sentirme de manera seguro y como adulto, en las relaciones con las personas que quiero”.

Luis Fernando Rivas

RELATO AUTOBIOGRÁFICO
Doy gracias a la vida por haber conseguido dejar de controlar a mi pareja.

Hoy es un día especial en el que voy a explicar qué importante cambio se ha dado en mi conducta o comportamiento a lo largo de estos últimos meses.

En primer lugar, quiero que recibáis un fuerte abrazo como saludo:

Efectivamente, desde hace muchísimo tiempo soy una persona que ha tenido y tiene todos los bienes materiales que puede desear cualquier ser humano, y reitero lo de materiales. Es decir, tengo una buena posición social, un trabajo estable, una economía cómoda, una familia …

Sin embargo, no he sido feliz durante muchísimos años. Os preguntaréis el porqué de esta situación e incluso algunos/as podéis no entender este estado personal en el que he estado sumido.

Pues bien, debéis saber que yo era una persona alegre, deportista, estudiante de carrera que tenía todo a su alcance. Así transcurrió mi juventud hasta que conocí a una persona, con la que quería compartir el resto de mi vida.

Después de un largo noviazgo, con muchísimos conflictos, decidimos formar un hogar, creyendo que con ello la situación cambiaría.

No obstante, la nueva etapa familiar, salvo los primeros años, cambió poco y acrecentó más mis temores, complejos y miedos.

Todo lo anterior se debía, a que me convertí en una persona inestable emocionalmente, egoísta, hipercontroladora, inmaduro, dominador, miedoso, cayendo de forma habitual en estados que me producían muchísima ansiedad y nerviosismo. Para que os hagáis una idea, vivir para mí se reducía a intentar dominar a mi pareja en cada conflicto, e incluso provocaba las crisis para demostrarme que podía y debía salir siempre victorioso. Era mi manera de intentar mantener el control, manera que no funcionaba porque el miedo y la ansiedad eran cada vez mayores.

Después de reflexionar largo y tendido de por qué lo pasaba tan mal, un miembro de mi familia me hizo ver que el problema no estaba fuera de mí sino en mi interior, porque no luchaba contra mi compañera sino contra mis temores, complejos e inseguridades.

De ahí, que después de pensar bastante en ello decidí ponerme en manos de un gran psicólogo, Luis Fernando Rivas.

Empezamos las sesiones y en ellas comencé a conocer a ese ser pequeño desvalido, frágil y débil, que se ocultaba tras “una máscara” de fortaleza, que tenía en mi interior pidiendo ayuda a todas horas para que le liberasen de las “numerosas cadenas” que le ataban y le hacían tanto y tanto mal. Comencé a conocer el origen de mis más profundos miedos: la sensación de soledad y la sensación de poca valía. Sensaciones que se disparan con mi pareja por millones de cosas pequeñas, y que acababan intentado ser eliminadas a través del control.

 

Al ponerme en contacto con mi biografía, me pude ver: era un niño pequeño, moreno con unos ojos marrones preciosos muy expresivos que, cuando estaba triste, se sentaba en el suelo apoyando su tierno cuerpo en una pared de piedra encalada de una vivienda rural. Su cabeza se escondía entre sus manitas.

Cuando alguien le visitaba, él le miraba con tristeza y ternura, luego extendía sus pequeñas manos pidiendo consuelo y abrazos.

Le puse nombre y finalmente decidí protegerle de todo aquello que le hacía tener una existencia difícil, y así hacer lo que no se hizo en su día, que fue regular y dar seguridad en los momentos en los que la sensación de abandono aparecían.

Así empezó nuestra relación de cariño, afecto y ternura. Empecé a quererle, mimarle, tratarle con muchísima delicadeza, respetarle y sobre todo calmarle en los momentos de tensión, ansiedad y nerviosismo.

Os lo voy a exponer a continuación con todo detalle: Cuando en casa o fuera discutía con mi pareja tenía que poner en práctica la siguiente técnica:

Calmarme y no entrar en ese conflicto, entendiendo que era una discusión entre adultos y que el enfado con el otro, ya no implica una situación de vulnerabilidad y desprotección para mí.

Buscar un espacio íntimo donde me sintiese cómodo.

Tumbarme y cerrar los ojos.

Intentar representar mentalmente LA IMAGEN DEL NIÑO PEQUEÑO QUE FUI.

Acercarme, sentarme a su lado. Reclinar su cabeza en mis piernas y acariciarle.

Hablarle despacio, durante el tiempo necesario y tranquilizarle con estas palabras:

No te preocupes porque ahora no estás solo.

Tranquilízate y no llores. Yo estoy a tu lado.

Te comprendo y te quiero.

Siempre te ayudaré.

Cálmate.

Esta situación pasará y debes ser feliz.

Seca esas lágrimas de sufrimiento.

Tienes que estar tranquilo.

Debes animarte porque vales mucho.

Ánimo. Levántate y vamos a pasear.

No merece la pena estar sufriendo.

Hay muchísimas cosas bonitas en la vida para disfrutarlas. De ahí, que no debes perder el tiempo en estar enfadado.

Ten paciencia porque la situación pasará.

Puedes estar así todo el tiempo necesario hasta que la ansiedad, el nerviosismo haya desaparecido. Desde que entiendo el origen de mi agresividad y control y lo gestiono de otra manera, estoy viviendo el mejor momento de relación con mi pareja. Ahora es una relación de confianza y libertad. Hay más afecto y doy gracias a la vida que ya no me hace falta controlar nada, principalmente porque ahora me siento capaz de estar solo de manera segura, aunque mi pareja decidiera separase de mí, ahora sé que puedo estar bien.

Lo importante, es llegar a conseguir nuestro fin; es decir, que nuestra situación se calme y todo transcurra con normalidad viviéndolo como un adulto. Y, aunque sea reiterativo, lo que no debemos hacer es entrar en el conflicto como si fuera un abandono, y así evitar insultos, palabras violentas, gritos que fueron mi mala manera de gestionar mi pasado.

Para concluir, podemos decir que a nosotros nos está siendo bastante útil la técnica descrita anteriormente y si con ella conseguimos ser más felices, mejor. Decir que nunca habría imaginado que la solución a mi malestar estuviera en las vivencias de mi biografía, quizá esto ha sido uno de los mayores descubrimientos.

Y para finalizar debo dar las gracias al profesional, Luis Fernando, que me ha ayudado, ayuda y ayudará en el supuesto que vuelva a tener esas CRISIS QUE TANTO Y TANTO ME HAN HECHO PADECER Y SUFRIR.

 

Recibid un fuerte abrazo.

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